En una situación como una promoción de trabajo, la dirección de un nuevo proyecto, la recepción de un premio, o cualquiera otra, puedes tener un dialogo interno con pensamientos del tipo “no entiendo como se han fijado en mí”, “espero no se den cuenta que no tengo ni idea”, …

¿Han revoloteado en tu mente alguna vez, mensajes de este tipo?

Es justo en los momentos cuando debes prestar más atención a la aparición de tu impostor.

¿Te has sentido alguna vez así?

Si te reconoces en esto, es momento de creer en tus capacidades. No es una cuestión de humildad. Se trata de que te hagas con la autoría de tus éxitos, algo así como “hacerte con lo que es tuyo” en el buen sentido y reconocerte en tus habilidades.

¿Sientes que te mereces los logros alcanzados en tu vida?

El nudo principal por deshacer es la profunda creencia que no eres digno de lo que has alcanzado y las recompensas que ese éxito conlleva.

Algunas sugerencias:

  • Practica la autocompasión, lo que supone tratarte con amabilidad.
  • Estate con una actitud abierta a las críticas de los otros.
  • Acepta sin condiciones los elogios de los demás, sin perderte en ellos.
  • Busca un espacio y momento para celebrar esos éxitos.
  • Ten una mentalidad de crecimiento, centrada en el aprendizaje no en el resultado.
  • Observa el fracaso como “casi victoria” o “fracaso exitoso”.